02 octubre 2012

Unos agentes con mucha mano izquierda

Uno de los galardonados este año en los Premios Cuerpo Nacional de Policía de Periodismo, ha sido D. Fernando Lázaro Madrid, por el artículo “Unos agentes con mucha mano izquierda” publicado en el diario El Mundo, el 30/03/2012.
El periodista refleja el difícil trabajo de las Unidades de Intervención Policial de la Policía Nacional y narra cómo estas unidades deben mantener un equilibrio constante para proteger dos derechos fundamentales: el derecho a manifestarse y el derecho al ejercicio de las libertades del resto de ciudadanos.


A continuación reproducimos íntegramente el artículo.


UNOS AGENTES CON MUCHA MANO IZQUIERDA.
Tirando de oficio y con un gran despliegue evitaron incidentes graves en Madrid.

Era curioso, muy curioso, ver cómo la Policía llegaba a parar camiones en Mercamadrid para que los piquetes que de verdad querían informar pudieran ejercer su labor. La Policía tiró de oficio y de mucha, mucha mano izquierda para sortear y evitar situaciones delicadas y alteraciones graves de la seguridad pública durante la jornada de huelga general.

Había recibido una orden clara y tajante: pasillo para que los trabajadores pudieran acudir a sus empresas y evitar al máximo sacar las defensas (denominación profesional de la Policía para referirse a las porras). Gráficamente: «Empujones los que haga falta; las defensas, sólo cuando no haya más remedio». Y la técnica funcionó. La primera medida fue aplicar un gran despliegue policial en Madrid. Desde el Ministerio del Interior se sabía que la primera imagen de la huelga general era la capital de España y sus transportes.

Se tomaron los centros neurálgicos. Unidades antidisturbios de Málaga tuvieron que hacer frente al primer escollo. Varios centenares de piquetes se concentraron en Mercamadrid. La Policía abrió un pasillo por el que todo camión que quiso entrar, entró. Los piquetes trataron de convencer sin éxito a los trabajadores que accedían al complejo para que dieran la vuelta. La Policía evitaba que, pese a que las maniobras eran claramente coactivas (insultos, golpes en los coches, pegatinas en parabrisas...), los coches lograran acceder al recinto sin tener que cargar contra los piquetes. La misión de los agentes de Málaga fue un éxito.

Los mandos tiraron de mano izquierda, psicología policial y, en algunos casos, hasta de simpatía. Y es que incluso llegaron a detener a los camiones para que los sindicalistas tuvieran algunos minutos para entablar un diálogo y les intentaran convencer de que dieran la vuelta y no trabajaran. «¿Está usted ya informado? ¿Quiere dar la vuelta? ¿No? Pues adelante», determinaba el mando policial cuando ya entendía que la situación se prolongaba en exceso.

Noche más o menos tranquila. El incidente más grave, cuando un grupo de radicales intentó agredir a un equipo de periodistas que tuvo que ser protegido por la Policía. Los agentes también retiraron a algunos concentrados palos de considerable tamaño que exhibieron «con muy malas intenciones».

El siguiente punto caliente, las cocheras desde donde partían los autobuses. El principal objetivo de los sindicatos, huelga tras huelga, ha sido siempre tratar de evitar que arranque el transporte público. Por este motivo, allí se trasladaron hasta agentes a caballo. Y la Policía tampoco tuvo que cargar allí. Apenas unos leves empujones cuando un grupo de radicales, con pocas ganas de informar, trató de frenar la salida del primer autobús de las cocheras de Fuencarral. Su aprecio por los medios de comunicación también era escaso. Acto seguido, el siguiente autobús ya salió escoltado por agentes a caballo y ya no hizo falta más. «Es que tenemos que medir mucho, no sólo tratar de aislar a los piquetes que entendemos que van con malas artes, sino además controlar a los vehículos que sufren el acoso para evitar que los conductores puedan perder los nervios y provocar un accidente», detalla uno de los agentes sobre la complejidad del operativo. «Tenemos que hacer mucha cirugía fina para evitar que a la mínima salte un incendio de proporciones incontroladas».

Los uniformados contaron con la valiosísima información de agentes de paisano infiltrados entre los piquetes y que alertaban sobre los grupos radicales dispuestos a utilizar la violencia. Los uniformados, así, abortaban sus intenciones.

La Policía desplegó cerca de un millar de agentes por los puntos calientes de Madrid. Esperaban la actuación de más de 5.000 piquetes llamados informativos durante toda la jornada, cifra que finalmente fue sensiblemente menor.

Durante toda la madrugada, en la Secretaría de Estado un gabinete de crisis con mandos policiales supervisaba todos los detalles de la compleja jornada. Sobre el terreno, otros mandos arropaban a sus subordinados. «En las jornadas complicadas hay que estar a pie de obra»,
apuntó uno de ellos.

TESTIGO DIRECTO

Fuente | www.elmundo.es
                www.interior.gob.es Nota de prensa 01/10/2012