22 de septiembre de 2013

La Ertzaintza prepara perros especializados en detectar billetes

La Unidad Canina de la Ertzaintza ha comenzado a entrenar durante los últimos meses a un total de ocho perros para la detección de billetes de curso legal, lo que facilitará el trabajo de investigación de la Ertzaintza contra mafias y organizaciones que mueven de forma clandestina importantes partidas económicas. Esta es una de las nuevas actividades que ha abordado la Unidad aprovechando el descenso de otros tipos de intervenciones relacionadas con el terrorismo y la violencia callejera. En el futuro, se baraja la posibilidad de adiestrar canes en otras especialidades como la localización de evidencias en incendios, fluidos biológicos, material pirotécnico, armas, etc.


La Unidad Canina de la Ertzaintza ha participado durante el último año en cerca de 1.500 intervenciones policiales, lo que supone un incremento de un 10% con respecto al año anterior. En consonancia con los nuevos tiempos que se viven en Euskadi, las intervenciones para localizar artefactos explosivos han descendido notablemente al igual que las relacionadas con el tráfico de sustancias estupefacientes, mientras que han crecido las coberturas de seguridad de eventos de todo tipo (deportivos, festivos, convenciones, etc.). Ello ha llevado a la Unidad a modificar el adiestramiento de los perros, que hasta ahora se centraba en las especialidades de localización de explosivos, búsquedas de drogas, rescate y seguridad, incorporando también el reconocimiento de billetes de curso legal. Ocho perros han sido instruidos durante los últimos meses en la detección tanto de la tinta calcográfica de los billetes como del papel especial del que están fabricados, en lo que supone una experiencia novedosa a nivel internacional. El objetivo del proyecto es poder actuar en operaciones contra importantes organizaciones criminales.

Treinta y cinco agentes
La Unidad Canina de la Ertzaintza está formada actualmente por treinta y tres agentes, con funciones de adiestradores, especialistas en explosivos, drogas y seguridad, a cuyo cargo se encuadran un total de treinta tres perros. Su principal actividad se ha centrado históricamente en la búsqueda y localización de explosivos terroristas, en apoyo a los artificieros de la Ertzaintza. Sin embargo, durante los últimos años este cometido ha experimentado un fuerte descenso: frente a 136 intervenciones en 2004 se ha pasado a 15 durante 2012, todas ellas falsas alarmas.

Las intervenciones para la búsqueda de sustancias estupefacientes y para la cobertura de la seguridad de actos públicos o de edificios oficiales suponen el 37% de la actividad total. En la primera de estas facetas, durante 2012 se realizaron 518 operaciones anti-droga, que conllevaron registros de viviendas, locales, lonjas, establecimientos de hostelería, vehículos, etc., en los que se realizaron inspecciones exhaustivas para la localización de sustancias estupefacientes.

Las tareas preventivas y planificadas, por su parte, supusieron un 48% de la actividad de la Unidad. Estas tareas consisten en las revisiones con los perros adiestrados de edificios por visitas de personalidades, inspecciones de estadios por eventos deportivos, vigilancias o supervisiones perimetrales de centros policiales, centros penitenciarios, aeropuertos, etc.

La Unidad también realizó labores de apoyo en un total de 213 intervenciones de seguridad en actos públicos, edificios oficiales, dispositivos junto a patrullas de la Ertzaintza o grupos operativos, etc. Este apartado supuso el 15% de la actividad total durante el año 2012.

La sección de perros de rescate encuadrada hasta el año pasado dentro de la Unidad Canina (cinco agentes guías con sus respectivos perros) pasó a depender de la Unidad de Rescate y Apoyo Técnico Policial (URATP).

Orígenes de la Unidad
Los primeros pasos de lo que luego sería la Unidad Canina de la Ertzaintza se remontan al año 1985 cuando la Ertzaintza incorporó sus primeros cuatro perros para realizar labores de seguridad en la Academia de Arkaute. Pero no fue hasta el año 1989 cuando se decidió consolidar el Grupo canino con la formación de cuatro agentes, como  guías de seguridad, tras acudir a un curso impartido por la policía alemana en Stuttgart. A partir de ese año, los agentes comenzaron a acudir regularmente a seminarios de formación a cargo de diferentes policías europeas con experiencia en unidades caninas. Desde 1994, es la propia Unidad la que imparte cursos de formación y se encarga de preparar tanto a los guías como a los perros. En la actualidad, la Unidad en colaboración con la Academia de Arkaute participa también en cursos de reciclaje y adiestramiento con otros cuerpos policiales estatales, policías locales y autonómicas, que permiten un intercambio de experiencias y un mejor conocimiento de la operatividad policial de las unidades caninas. Estos cursos de actualización cinológica están planificados y diseñados para una puesta al día de los guías de drogas, explosivos y otras variantes, así como para establecer nuevos métodos de adiestramiento.

El juego como base de formación
La primera raza de perro elegida para el desarrollo de las distintas tareas y funciones fue el pastor alemán, aunque posteriormente se decidió incorporar otras razas como pastor belga malinois, spring spaniel o labradores, por sus características y utilidad para las distintas áreas.

La Unidad Canina de la Ertzaintza emplea un método de enseñanza que le diferencia del resto de  cuerpos de seguridad: cada perro es asignado a un guía y adiestrado en una única área o especialidad, y trabaja siempre con el mismo guía, de tal manera que el conocimiento mutuo entre el agente y su animal repercute de manera positiva en el trabajo policial. Asimismo, el agente asume el compromiso de cuidar y atender el animal en su propio domicilio.  Los perros viven en casa con su guía, da igual la raza y la especialidad que tengan. "Todos viven con el agente", explica el responsable de la unidad. "Esto provoca que tengas un contacto continuo con el perro, se crea un vínculo muy especial, de amistad". Y así, en situaciones límite, la confianza que el perro tiene con su agente se convierte en información muy útil. "Cualquier gesto raro que haga indica al ertzaina que algo pasa y eso sólo lo puedes saber si le conoces a la perfección", añade. Cuando un perro se jubila normalmente con 8 o 9 años  sigue viviendo con el agente "No se les abandona", recalcan los miembros de la unidad". “Nuestros hijos son los que generalmente les ponen nombre. Se convierten en los perros de la familia" afirman los ertzainas.

El proceso de aprendizaje, consiste en la asimilación de pautas de conducta, de una forma progresiva y continua, primando en todo momento el juego como método de enseñanza. “El método de adiestramiento es el juego y la motivación”, subrayan con insistencia los agentes. Los ertzainas enseñan a los perros a que cada vez que alcancen un objetivo, ya sea encontrar a una persona extraviada, detectar drogas o explosivos, van a tener una recompensa: su juguete.  "No es verdad eso de que se droga al perro para que aprenda a reconocer ese tipo de sustancias", subraya el responsable de la unidad.

Los perros llegan a la Unidad con apenas un año de vida y sin ningún tipo de adiestramiento. Durante un mes, los ertzainas ponen a prueba al animal fuera de su entorno y, tras un reconocimiento veterinario, pasan a realizar un cursillo de cuatro meses a seis meses, que supone la educación básica. “A la hora de adquirir los perros nos fijamos en que sean fuertes, pero no violentos, y tengan actitudes para la socialización con el resto de animales y personas y reaccionen de forma segura ante su entorno” señalan los responsables.
Además, los animales deben aprender a señalizar (marcar) el objetivo encontrado:

  • Los perros de rescate alertan a su guía ladrando.
  • Los de drogas utilizan un método más activo mediante el ladrido y rascando en el punto exacto en el que descubren una sustancia.
  • Los de explosivos utilizan un método pasivo, el perro se sienta cuando encuentra algo raro, eso sí, sin tocarlo.
Instalaciones
En sus instalaciones centrales, ubicadas en la base de Berrozi (Araba), la Unidad cuenta con pistas de entrenamiento canino, perreras, consultorio veterinario, almacenes y salas de reuniones, donde se realizan los cursos de formación y entrenamientos de los guías junto con sus perros, dirigidos y supervisados por los adiestradores y la jefatura de la unidad. Asimismo, se mantienen con asiduidad encuentros con los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y otras policías europeas para el intercambio de información y se imparten cursos para la formación de futuros guías caninos. Además de las instalaciones mencionadas, la unidad dispone de un reten de explosivos con disponibilidad permanente en cada uno de los tres territorios; Arkaute (Araba), Erandio (Bizkaia) y Oiartzun (Gipuzkoa) para prestar los servicios tanto incidentales como planificados, compartiendo las labores con la unidad de desactivación de explosivos y dando respuesta al unísono a todos los incidentes que se presentan en esta materia. Dependiendo del tipo de incidente se movilizará a los distintos recursos adecuados de las distintas áreas como son; explosivos, drogas y seguridad.

Fuente | www.ertzaintza.net